Foto: Nathan Reinds // www.nathanreinds.nl

Aplazada desde 2020 por la pandemia, la 65ª edición del festival de Eurovisión se celebró finalmente el pasado mes de mayo en Rotterdam. La compañía Ampco Flashlight fue el proveedor técnico oficial que proporcionó todo el equipamiento de iluminación y audio, entre el que se encontraban consolas DiGiCo Quantum 7 en los puestos de FOH y monitores.

La producción técnica del evento estuvo en manos de Erwin Rintjema, jefe de producción del festival; Thijs Peters, jefe de sonido para broadcast; Remco Verhoek, de Ampco Flashlights, como director principal del proyecto; y Dennis van der Haagen, como director operativo y comercial, junto con Jeroen Ten Brinke, jefe de sonido directo y quien especificó las Quantum 7 como parte de su diseño de audio.

Aunque Ten Brinke tuvo plena libertad en el diseño del sistema de audio, quiso basarse en producciones anteriores que conocía de primera mano, en particular la edición de Eurovisión celebrada en Lisboa, donde Daniel Bekerman fue el diseñador de sonido. Ten Brinke se basó en la experiencia de Bekerman. “Lo primero que hice fue llamarle para asegurarme de que estaba encantado de responder a cualquier pregunta —comenta Ten Brinke—. Creamos nuestro diseño y luego lo consulté con él para asegurarme de que estábamos haciendo lo correcto”.

Además de las consolas DiGiCo Quantum 7 en los puestos de FOH y monitores, había una sala de pruebas de sonido con una configuración idéntica en la que se encontraban los sistemas de monitoraje In-Ear en diferentes frecuencias, los paquetes de transmisores y los micrófonos de mano, lo que garantizaba que los sistemas In-Ear estuvieran correctamente ajustados antes de que los participantes salieran al escenario.

En el escenario, Ten Brinke quería que las consolas estuvieran lo más cerca posible, utilizando distancias de cableado cortas. La mesa de monitores se colocó detrás de un cristal, para que el ingeniero no tuviera problemas de interferencias con el sistema de PA.

“Las consolas estaban separadas aproximadamente 1,5 metros para que todos pudiéramos vernos —dice Ten Brinke—. Esto hizo las cosas más fáciles, más divertidas y significó que pudimos mantener un buen ánimo durante el mes que estuvimos trabajando allí”.

Una razón de peso para esa ubicación de las consolas fue el escaso tiempo de cambio entre las actuaciones. “Entre 30 y 40 personas tenían que hacer los cambios a toda prisa —afirma Ten Brinke—. Estábamos en la parte superior de la primera fila de asientos, todos juntos, lo que mantuvo mi deseo de tener recorridos de cables cortos. Las tiradas de cable adicionales sólo llegaban a la PA y a unas cuantas entradas analógicas para los micrófonos de apoyo”.

Las tareas de los ingenieros estaban organizadas de una forma ligeramente diferente a la habitual, ya que, antes de salir al escenario los sistemas In-Ear de los artistas debían ajustar su balance final en la sala de pruebas de sonido. Ten Brinke quería mantener las cosas lo más sencillas posible. El despliegue de Quantum 7 proporcionó, tanto familiaridad a los ingenieros, como una velocidad de operación excepcional. “Para crear snapshots y transferirlos a otra mesa sólo se necesitaba un minuto en total. Ninguna otra mesa puede hacer eso, así que para mí la elección estaba clara y con Ampco Flashlight como proveedor técnico fue una decisión fácil, ya que utilizo sus consolas DiGiCo en muchos espectáculos diferentes”.

Foto: Nathan Reinds // www.nathanreinds.nl

Siendo la simplicidad una premisa fundamental, se eliminó todo lo que no era esencial. Una Orange Box de DiGiCo permitía que las señales de radiofrecuencia de microfonía llegaran a la posición de mezcla y se retransmitieran a la unidad móvil de broadcast a través de una red Dante. “También teníamos una configuración analógica en uno de los SD-Racks —añade Ten Brinke—. Y había dos bucles Optocore, uno para FOH y monitores y otro para backups. Lo simple siempre es mejor, ya que si algo va mal es mucho más fácil de manejar”.

Como el código de tiempo de todo el espectáculo se ejecutaba a través de las consolas, la doble fuente de alimentación y el motor de Quantum 7 dieron al equipo una sensación de máxima seguridad. “Si el código de tiempo se detiene, todo el espectáculo se detiene, ya que todos los departamentos están funcionando a través de nuestro código de tiempo —continúa Ten Brinke—. He trabajado en muchos grandes shows con Quantum 7, así que confío en ellas; son muy seguras y fiables”.

A pesar de la experiencia y de la confianza en sus equipos, todavía había mucho que tener en cuenta. “Fue intenso —señala Verhoek—. Empezábamos de cero, no habíamos hecho mucho trabajo desde el confinamiento y las restricciones por la pandemia, y nos metíamos de lleno en una producción que abarcaba entre 45 y 50 días. Pero todo salió a la perfección. Para mí, las consolas DiGiCo y toda su infraestructura funcionaron como estamos acostumbrados a que lo hagan. Había un sistema de backup, pero no tuvimos que utilizarlo porque no hubo ni un solo problema”.

“Todo fue excepcionalmente bien —concluye Ten Brinke—. De hecho, no podría haber sido mejor”.